El ozono (O3) es una sustancia cuya molécula está compuesta por tres átomos de oxígeno, formada al disociarse los dos átomos que componen el gas de oxígeno. El ozono es el compuesto con mayor poder oxidante, después del flúor, gracias en gran medida a la capacidad que posee de capturar electrones y atacar a las sustancias oxidables como:

  • La suciedad orgánica.
  • Los olores.
  • Los microorganismos.

La molécula de ozono tiene carga negativa, lo que permite eliminar los radicales libres. Al igual que ocurre con los imanes, las cargas negativas, son atraídas rápidamente por las cargas positivas, consiguiendo que el ozono tenga gran poder desinfectante. A causa de este proceso químico, la aplicación del ozono en el lavado de ropas genera una gran cantidad de ventajas, siendo la principal que su único residual es el oxígeno y, por tanto, no deja ningún tipo de residual químico peligroso.

Debido al poder oxidante del ozono en lavadoras se consigue la desodorización de la ropa, al reaccionar con la materia orgánica y los microorganismos causantes del olor, además elimina las manchas, al reaccionar con la grasa. El poder oxidante del ozono también hace que sea blanqueante, por lo que es especialmente interesante en las limpiezas de sábanas y toallas de centros sanitarios.

Otra de las ventajas de la utilización del ozono es su efectividad, siendo máxima cuando el agua está fría, provocando que el consumo energético de las lavadoras disminuye, beneficioso también para el medio ambiente. El poder desinfectante del ozono hace que sea ideal su aplicación en el lavado de ropa de bebé, interior, de cama, toallas y topo tipo de prendas. Además, al ser un producto sin sustancias químicas, hace que no se produzcan reacciones alérgicas en personas con alergias o que presenten sensibilidad química múltiple.

Como contrapunto, para la correcta aplicación de esta tecnología, las lavadoras deben incluir un magnetizador como prefiltro, para cambiar la estructura molecular del agua para poder aplicar este tratamiento.