Los guantes, como medida de protección, sirven de barrera entre el usuario y el entorno, resultando esta protección de especial importancia en el ámbito sanitario, donde los guantes se convierten a la vez en una medida higiénica y una herramienta para la seguridad laboral. Por lo que este producto no debe ser tomado tan a la ligera, siendo igual de importante su colocación como su desecho.

De forma general, el uso de los guantes busca evitar el contacto con superficies o zonas contagiosas que son peligrosas para la salud, de ahí que sean de vital importancia en el ámbito sanitario, donde el guante se mezclará con gérmenes de diferentes procedencias. Por tanto, al igual que es muy importante utilizarlos, también es muy importante saber cómo quitárselos y desecharlos.

Para retirarse los guantes de forma segura, debemos seguir estos simples, pero a la vez, importantes pasos:

  1. Agarrando el guante por el lado de la palma y a la altura de la mano, tiraremos del mismo de forma que el guante quede del revés.
  2. Aguante el guante retirado con la mano donde todavía tiene puesto el otro. Y repitiendo el mismo proceso, introduzca los dedos de la mano libre a la altura de la muñeca para retirar el otro guante, asegurándose que únicamente toque su piel y la parte interior del guante.
  3. Al igual que en el primer paso, tire del guante hasta que quede del revés, sin dejar de aguantar el primer guante. Con esto se consigue que el primer guante quede dentro del segundo.
  4. A continuación, deseche los guantes en el contenedor adecuado.
  5. Finalmente, lávese las manos con agua y jamón antes de tocar cualquier otra superficie. Es muy recomendable, tras el lavado de manos, aplicarse un gel hidroalcohólico.

Recuerde que en ocasiones se producen roturas imperceptibles o se abren pequeños poros en los guantes que hacen que su función sea inútil. Por tanto, el lavado de las manos y una posterior desinfección serán claves en la prevención de riesgos para nuestra salud.